¡Dale! Hacete amiga
Candelaria, inesperada y repentinamente, empezó a llorar profundamente acongojada. Penélope y yo, muy conmovidas, nos acercamos a ella intentando consolarla. La abrazamos, besamos sus mejillas, peinamos su pelo, tomamos sus manos, Penélope limpió lágrimas y mocos con su delicado tejido. Cuando quise ofrecerle a Candelaria mi cigarrito, Penélope me empujó haciéndome tropezar con un gato que asustadísimo saltó un metro y medio completamente erizado. Toda la torpe acrobacia provocó inmediatas carcajadas en la muchachita que cuando pudo recuperar el ritmo de su respiración, suspiró: “¿Y ahora que hago?”.
-El consejo de Circe está muy bien –dijo Penélope para suavizar el empujón- hacete amiga.
-El dijo que quería ser amigo tuyo, pues bien, de alguna manera le gustás. Le gustás lo suficiente como para desear tu amistad. Nadie tiene amigos que le disgusten.-intervine- He conocido un montón de homosexuales que han mantenido relaciones amorosas heterosexuales y mas heterosexuales que han mantenido relaciones amorosas homosexuales. ¿Te asombra?. No debería asombrarte. No existe tal cosa como homosexuales o heterosexuales. Lo único que existen son las relaciones amorosas entre seres de la misma especie. El problema que se te plantea ahora es que sos mujer y que con quien deseas fervientemente mantener estrechísimas relaciones amorosas muestra una marcada preferencia por mantener relaciones amorosas con hombres.
-Es puto –sentenció Candelaria.
-Eso no existe ¿no escuchaste? –dijo Penélope- Mi Ulises, que era muy hombre, estuvo dos años disfrazado de mujer para no ir a la guerra.
-Eso no suena muy de hombre –opinó Candelaria.
-Sin embargo lo era –afirmó Circe- A Ulises siempre le gustaron mucho mas las mujeres que los hombres. Eso no quiere decir que en el barco, sólo con sus marinos...Pero esa es otra historia. Ahora, Candelaria, sí querés mantener relaciones amorosas con tu enamorado vas a tener que sacar lo mejor de vos para conquistarlo. Tu material evidente para la conquista no va a ser suficiente ésta vez. Pero no tenés de que preocuparte, sos una niña encantadora, hacete amiga, él se va a enamorar.
Candelaria se sintió satisfecha con la predicción. Y mas segura estuvo de que yo no me equivocaba cuando aparecieron en la mitad de la reunión Telemaco y Telegono recién llegados de Londres. Evité explicarle que Telegono era mi hijo y marido de Penélope y Telemaco hijo de Penélope, mi marido. Los presenté como nuestros maridos. Candelaria había visto ya en varias ocasiones a su enamorado acompañado de estos dos hijos de Ulises.
-El consejo de Circe está muy bien –dijo Penélope para suavizar el empujón- hacete amiga.
-El dijo que quería ser amigo tuyo, pues bien, de alguna manera le gustás. Le gustás lo suficiente como para desear tu amistad. Nadie tiene amigos que le disgusten.-intervine- He conocido un montón de homosexuales que han mantenido relaciones amorosas heterosexuales y mas heterosexuales que han mantenido relaciones amorosas homosexuales. ¿Te asombra?. No debería asombrarte. No existe tal cosa como homosexuales o heterosexuales. Lo único que existen son las relaciones amorosas entre seres de la misma especie. El problema que se te plantea ahora es que sos mujer y que con quien deseas fervientemente mantener estrechísimas relaciones amorosas muestra una marcada preferencia por mantener relaciones amorosas con hombres.
-Es puto –sentenció Candelaria.
-Eso no existe ¿no escuchaste? –dijo Penélope- Mi Ulises, que era muy hombre, estuvo dos años disfrazado de mujer para no ir a la guerra.
-Eso no suena muy de hombre –opinó Candelaria.
-Sin embargo lo era –afirmó Circe- A Ulises siempre le gustaron mucho mas las mujeres que los hombres. Eso no quiere decir que en el barco, sólo con sus marinos...Pero esa es otra historia. Ahora, Candelaria, sí querés mantener relaciones amorosas con tu enamorado vas a tener que sacar lo mejor de vos para conquistarlo. Tu material evidente para la conquista no va a ser suficiente ésta vez. Pero no tenés de que preocuparte, sos una niña encantadora, hacete amiga, él se va a enamorar.
Candelaria se sintió satisfecha con la predicción. Y mas segura estuvo de que yo no me equivocaba cuando aparecieron en la mitad de la reunión Telemaco y Telegono recién llegados de Londres. Evité explicarle que Telegono era mi hijo y marido de Penélope y Telemaco hijo de Penélope, mi marido. Los presenté como nuestros maridos. Candelaria había visto ya en varias ocasiones a su enamorado acompañado de estos dos hijos de Ulises.